Establecer los fundamentos necesarios para proponer al Salar de Loyoques en alguna de las categorías de conservación, a través de la consolidación de antecedentes físicos y biológicos de la cuenca, es el principal objetivo del estudio “Enfoque ecosistémico para promover la conservación y el uso sostenible del sistema salino Loyoques”, ubicado al noreste de la Región de Antofagasta.
La tesis para optar al grado académico de Magíster en Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable (MAyDES), fue presentada por el periodista y licenciado en Ciencias de la Comunicación, José Luis González, ante connotados académicos e investigadores de la Universidad de Antofagasta, junto a especialistas y profesionales de otras disciplinas que acudieron a presenciar la exposición, realizada en el Centro Regional de Estudios y Educación Ambiental (CREA).
Según explicó el profesional, “para este propósito, se efectuaron diversas actividades metodológicas, entre ellas, se realizaron dos campañas investigativas y de exploración al Salar de Loyoques, donde se tomaron evidencias biológicas y registros fotográficos, para la posterior contrastación de antecedentes y resultados con la literatura disponible. Además, se desarrolló un encuentro en formato de conversatorio con investigadores y representantes de comunidades indígenas vinculados al tema de investigación, quienes, desde su experiencia en el campo científico, antropológico, legislativo y cultural, contribuyeron al desarrollo y contenido de este.”.
De forma paralela, esta investigación científica plantea un análisis comparativo sobre el estado de conservación del Salar de Surire, ubicado en la Región de Arica y Parinacota, el cual ha sido explotado durante décadas por la industria del Boro, a fin de establecer diversas hipótesis orientadas a una eventual explotación del sistema salino Loyoques, ya sea por sus recursos mineros (Boro), hidrológicos (Litio) o paisajísticos (Turismo).
“Es la similitud de condiciones de fragilidad que poseen estos sistemas salinos, la que impulsa esta tesis a promover el resguardo y conservación del Salar de Loyoques, visto como un ecosistema que aún puede ser protegido, tomando en cuenta que las especies que habitan en él, están adaptadas a condiciones climáticas únicas y en general a las variables fisicoquímicas existentes, con aguas altamente concentradas en boro y arsénico. Condiciones que hacen de este entorno, un laboratorio natural único para el desarrollo de especies tanto de vida vegetal como animal”, manifestó González.
Ecosistema Frágil
Tras el análisis de los resultados obtenidos, el periodista destacó dentro de sus conclusiones que “en primer lugar, la fragilidad de los ecosistemas altoandinos ofrece una vulnerabilidad ante cualquier tipo de modificación o alteración de su entorno natural o la variación de cualquiera de sus componentes, fenómenos no controlados y asociados a diversas causales que, incluso sin intervención antrópica, podrían modificar el ciclo natural del ecosistema. Tal como sucede con las consecuencias que actualmente provoca la variación de las temperaturas a raíz del llamado calentamiento global, con el inheren
te riesgo por pérdida de recursos genéticos y con características endémicas de la zona”.
Finalmente, recalcó que el Salar de Loyoques se presenta como hábitat natural de diversas especies que debido a sus características lo hace ser un importante patrimonio natural, para la conservación de especies, de valor económico, científico y ecológico. “Es necesario destacar que este depósito salino es un corredor biológico de varias especies catalogadas de vulnerables, por lo que debe mantenerse en condiciones que permitan completar su ciclo reproductivo y de este modo conservar el recurso genético”, señaló.
En el caso particular del Salar de Loyoques, añadió que “si bien presenta poca vegetación, la sola existencia de vegas que dan sustento a 5 especies de aves en categoría de vulnerables y dos especies de mamíferos en categoría de peligro, es un corredor biológico de la fauna y avifauna andina, en su conjunto”.
“Asimismo, es consecuente considerar la pérdida de conocimiento y derechos ancestrales sobre la tierra, toda vez que las comunidades y pueblos indígenas de la zona, representados por la etnia likanantay, en este caso, se vean disminuidos o deban emigrar del territorio”, concluyó. Actualmente, el salar carece de áreas críticas protegidas, territorio en su conjunto que se ve amenazado principalmente por los factores anteriormente expuestos, permaneciendo apacible y vulnerable respecto del uso sustentable de recursos naturales y biológicos. Entendiendo a todas aquellas áreas que presentan una importancia genética, ecológica, escénica, funcional y que sufren de un cierto grado de alteración actual o potencial.