Dos años y cuatro meses son los que han pasado desde aquel día en que Ruth Rojas recibió una de las peores llamadas de su vida.
Y es que en marzo de 2017, Ximena Cortés Rojas, su hija de 32 años, fue encontrada en el baño de su casa, donde vivía con su esposo James Díaz en la base aérea de Cerro Moreno en Antofagasta, con graves heridas en su cuerpo, lesiones que días más tarde la hicieron fallecer.
El informe de autopsia revelado por el Servicio Médico Legal detalló que Ximena se habría muerto por suicidio, versión que Ruth no aceptó en ese momento y que, hasta el día de hoy no lo hace, debido a que ella comenta al Mejillonino, que en la ficha clínica, los médicos que atendieron a su hija indicaban lesiones atribuibles a terceras personas, como también el Metaperitaje que pago la familia y que concluye que fue un asesinato.
¿Por qué usted no cree en la declaración del ex esposo de Ximena?
Nunca creímos en la tesis del suicidio, yo no me entere de inmediato y fue mi familia de Copiapó quienes me contaron, siendo que vivimos a minutos de Cerro Moreno. No fuimos los primeros en saber, ni siquiera porque somos los padres. Además, mi hija era cristiana, amaba la vida, a Dios y a sus hijos, jamás acabaría con su vida. Las lesiones tampoco creo que se las haya hecho ella, eran muchas, o sea, era imposible que se las hiciera ella misma, estoy segura que eran atribuibles a terceras personas, además de muchas contradicciones y situaciones de las que nos enteramos más tarde.
En todo este tiempo, ¿cómo ha sido para usted el no poder estar con su hija?
Estar sin ella – y sin que a más de 2 años de su partida no se haya hecho justicia-, ha sido demasiado doloroso, tanto para mi esposo como para mí y mi familia. Aún no he podido vivir mi duelo, me he tenido que armar de fuerzas y guardar mis lágrimas para más tarde, además de llevar esta bandera de lucha de justicia para que se sepa la verdad. Para mí es muy importante saber ¿qué pasó con Ximena?, para dar una respuesta a sus hijos y a la familia, para poder vivir nuestro duelo de una vez por todas, para buscar el consuelo y que mi hija, finalmente, descanse en paz.
¿Qué le diría a las personas que quieran ayudarla a buscar justicia para su hija?
Yo hago un llamado a la comunidad, a las personas que conocían a mi hija, a quienes tengan alguna información, que se pongan la mano en el corazón y se contacten con la familia, que entiendan que nadie está libre, que debemos ayudarnos unos a otros. ¡Solo queremos justicia!